En una entrada anterior, examinamos dos concepciones sobre el origen del talento para escribir: si era innato o si podía aprenderse y desarrollarse. Concluimos diciendo que se puede desarrollar, pero que para esto el escritor debe tener una voluntad y un deseo que lo lleve a realizar todas las acciones necesarias para convertirse en un autor de ficción.
Esto nos lleva a una segunda cuestión: la concepción del término talento. Entonces, ¿qué es eso que denominamos "talento para escribir ficción"?
Generalmente, escuchamos esta palabra asociada a las artes: talento para escribir, talento para pintar, talento para la música, etc. Y aunque pocas veces nos detenemos a definir exactamente qué significa la palabra "talento", nos da la sensación de que es una especie de habilidad especial para hacer algo muy bien, una capacidad que no todos tienen y que dota a quien la posee de un don particular.
Si concluimos que no es algo innato, sino que puede desarrollarse a partir de un deseo muy fuerte que tiene una persona, tendríamos entonces que preguntarnos exactamente cuáles son los componentes de ese talento y cómo podríamos desarrollarlos.
El tema no ha sido ampliamente abordado por los estudiosos. La mayoría de autores hablan del talento como una capacidad que brota del interior del escritor y que él debe descubrir como parte de su formación. Así, se han establecido una serie de preguntas o pruebas para que cada escritor se autoexamine y pueda identificar si posee este talento excepcional.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva, y siendo coherentes con nuestra visión de que el talento para escribir es algo que puede aprenderse y desarrollarse, hemos identificado tres componentes de eso que llamamos "talento para escribir ficción":
1. Una idea.
2. El conocimiento para desarrollar esa idea.
3. La disciplina para la tarea de escribir.
El primer componente es una idea, algo que surge en la mente del escritor. Esto no es algo difícil, ya que todos tenemos ideas debido a que, como seres humanos, estamos dotados de imaginación. En algunos, estas ideas aparecen con más forma, mientras que en otros son más básicas, quizás una palabra, un pensamiento, una frase o una situación. Pero todo esto puede servir como base para el desarrollo de una buena ficción.
El segundo componente es el conocimiento necesario para desarrollar esa idea. Cuando hablamos de desarrollar la idea, nos referimos a la manera en que se puede convertir en una obra literaria. Por ejemplo, en el caso de la narrativa, se requiere el conocimiento de cómo llevar esa primera idea (ya sea un pensamiento, una palabra, una situación, etc.) y convertirla en un cuento o en una novela. Para ello, es necesario identificar las características particulares del género narrativo, como la estructura, los componentes de la narrativa, el desarrollo de la trama y otros elementos que servirán para construir el texto. Este conocimiento puede adquirirse a través de diferentes métodos de capacitación, como la lectura de libros o textos sobre narrativa, cursos, talleres y la participación en grupos de expertos, entre otros.
El tercer y último componente es la disciplina para emprender la tarea de escribir, y más importante aún, para sostenerla hasta el final. Cuando hablamos de disciplina, nos referimos a un comportamiento que implica el mantenimiento de ciertas acciones constantes para el cumplimiento de una labor. La disciplina para escribir implica la aplicación de estrategias de autorregulación y autogestión, que van desde establecer algo tan sencillo como un horario para escribir, hasta cuestiones más complejas, como un plan de acción que permita organizar tiempos, actividades y recursos para llevar a cabo la escritura del texto literario. Si bien es cierto que estas estrategias pueden aprenderse, es cada persona quien debe diseñar su propio plan, basándose no solo en su voluntad y sus intereses en la escritura, sino también en otros aspectos como la gestión de su tiempo, la necesidad de capacitarse o aprender más acerca de la escritura, entre otros.
Visto desde esta perspectiva, el talento para escribir ficción es algo que puede desarrollarse, siempre y cuando exista un firme deseo y la voluntad de culminar con éxito la escritura. Desarrollar el talento para escribir no es una tarea imposible, al contrario, puede ser sencillo si se identifican adecuadamente las estrategias precisas.
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