Finales abiertos y finales cerrados



Los finales de las historias son elementos cruciales que pueden definir la experiencia del lector. Existen dos tipos principales de finales: abiertos y cerrados. Comprender sus características y usos puede ayudarte a elegir el más adecuado para tu narrativa. 


¿Qué son los finales abiertos y cerrados? 

Finales cerrados 

Un final cerrado es aquel en el que todas las tramas y subtramas se resuelven de manera clara y definitiva. No quedan cabos sueltos ni preguntas sin responder, proporcionando al lector una sensación de cierre y satisfacción. Las características principales de los finales cerrados son: 


Resolución total: Todos los conflictos y dilemas planteados a lo largo de la historia encuentran una solución. 


Claridad: El destino de los personajes y las consecuencias de sus acciones se presentan de forma explícita. 


Certeza: No hay lugar para la interpretación o la ambigüedad; todo está dicho y explicado. 


Finales abiertos 

Un final abierto, por otro lado, deja algunas cuestiones sin resolver y permite múltiples interpretaciones. Este tipo de final invita al lector a reflexionar y debatir sobre lo sucedido. Las características principales de los finales abiertos son: 


Ambigüedad: No todas las preguntas son respondidas, y algunas tramas pueden quedar sin resolver. 


Interpretación múltiple: Diferentes personas pueden tener distintas interpretaciones sobre lo que realmente ocurrió. 


Continua reflexión: La historia sigue viva en la mente del lector, generando discusión y análisis. 


¿Cómo escribir finales abiertos y cerrados? 

Escribir finales cerrados y abiertos implica algunas diferencias que es importante tener claras. 


Para escribir un final cerrado: 

Resuelve todas las tramas: Asegúrate de que cada conflicto, grande o pequeño, encuentre una solución. Revisa cada subtrama para no dejar cabos sueltos. 


Clarifica el destino de los personajes: Deja claro qué sucede con cada personaje principal. Esto puede incluir su futuro inmediato o sus planes a largo plazo. 


Proporciona una conclusión satisfactoria: Cierra la historia de manera que el lector sienta que la narrativa ha llegado a su fin lógico y natural. 


Por ejemplo: En una novela de misterio, el detective revela al asesino, explica cómo resolvió el caso, y todas las pistas encajan perfectamente. 


Para escribir un final abierto: 

Deja preguntas sin responder: No resuelvas todos los conflictos ni expliques todos los detalles. Permite que algunos aspectos queden a la interpretación del lector. 


Introduce ambigüedad: Usa situaciones o diálogos que puedan ser interpretados de diferentes maneras. 


Fomenta la reflexión: Termina con una escena o un pensamiento que invite al lector a reflexionar sobre los temas de la historia. 


Por ejemplo: En un relato de ciencia ficción, los personajes pueden quedar en una situación incierta, como en el borde de un descubrimiento que podría cambiar el mundo, pero no se revela si lo logran o no. 


¿Cuándo usar finales abiertos o cerrados? 

Elegir entre un final cerrado y uno abierto es una decisión importante para la historia, pues un final inadecuado podría implicar un efecto negativo en el lector. Aquí te sugerimos algunos contextos en los cuales usar unos u otros finales. 


¿Cuándo usar finales cerrados? 

Se usa mayormente los finales cerrados para: 


Géneros tradicionales: Los finales cerrados son comunes en géneros como la novela policíaca, el romance y las historias de aventuras, donde los lectores esperan una resolución clara. 


Satisfacción del público: Cuando deseas que tu audiencia termine la historia con una sensación de satisfacción y cierre completo. 


Historias autoconclusivas: Si no planeas una continuación o secuela, un final cerrado puede proporcionar una conclusión definitiva. 


¿Cuándo usar finales abiertos? 

Se usa mayormente los finales abiertos para: 


Fomentar la discusión: Si tu objetivo es que la audiencia continúe pensando y discutiendo sobre la historia mucho después de haberla terminado. 


Explorar temas complejos: En historias que tratan temas filosóficos, psicológicos o morales profundos, un final abierto puede ser más efectivo para reflejar la complejidad de la vida real. 


Crear expectativa: Si planeas una secuela o deseas dejar la puerta abierta para futuras entregas, un final abierto puede generar anticipación y mantener el interés de la audiencia. 


En concusión, la elección entre un final abierto o cerrado depende de la naturaleza de tu historia y los objetivos que deseas alcanzar con tu narrativa. Mientras que los finales cerrados ofrecen claridad y resolución, los abiertos invitan a la reflexión y al debate. Elegir el adecuado puede mejorar significativamente la experiencia del lector, dejándoles con una impresión duradera. 




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